viernes, septiembre 4

La ultima bocanada

Se consume en mi boca tan rápido como yo quiero, tan rápido como no lo deseo. A cada pitada veo que se acerca el final, pero necesito saber cual es el final. La ultima ingesta de humo la decido yo, se que es la ultima, por más que al cigarrillo le quede un poco de potencial. Si quiero lo termino a la mitad, lo decido en la bocanada anterior. Lleno mis pulmones de decisión y doy el paso final. Pero en el medio pienso, me relajo y disfruto. Es hermoso el cigarro a la noche, en mi cuarto. Él, yo y el humo que se hace cómplice. Disfruto también compartirlo con amigos, un desconocido, quien sea. La gente por la calle pasa a mi alrededor, tal vez con su cigarro, yo con el mío. No me abandona antes de tiempo, me avisa que pronto todo va a culminar. Pero me detengo y lo miro, lo observo, lo examino y afirmo que no es todo para mí. El viento lo consume, el tiempo. Y lo veo pasar entre mis dedos, esfumarse en el aire y hacerse cenizas.
un día decidís probar, saber porque la gente fuma sabiendo que acorta su vida. Y ahí estas vos, encontrándole un gusto extraño. Al principio no lo tragas, lo mantenés en tu boca, inexperta. Después ves que podes más, que manteniendo la respiración el efecto es encantador. Y te haces adicto, probas diferentes marcas, subís y bajas la intensidad. Más gastos, menos vida y vos seguís. Algún día, te da por decir “hasta acá”. Enuncias las palabras y decís “voy a dejar de fumar” quiero volver a correr, comer mejor, no depender. Pero no podes y seguís. Pagas las consecuencias. Hay días que sentís que no podes más, te arde la garganta, cambiaste el tono de voz. Pero volvés. Tiene algo que no tiene lo demás. No lo podes cambiar por alcohol, no lo pones ni por encima ni por debajo de nada. Pero ahí esta. Quemándote. Date cuenta, el cigarro es como el amor.

2 comentarios:

guillermo monteagudo dijo...

que final nat... muy bueno.

Enric Pérez dijo...

Muy buen texto y muy buen símil final.
Y, como en el amor, cuando dejas a aquel o aquella que tanto daño te hizo y se cierra la herida definitivamente, el cigarrillo que tanto adoraste ya sólo te produce indiferencia, cuando no, asco.

Un beso.